Mi esperanza
Te vi acusado de un robo, y no supe defenderte. Sabía tu inocencia, era el único que la conocía. No tuve el valor de expresarlo.
Te vi llorar por los abusos que te cometieron, y no supe consolarte. Me faltó fuerza, coraje y cientos de miles de razones para vencer mis prejuicios.
Te vi triste por mis deseos de ser visto como superior, por querer ser el mejor y pertenecer a un grupo. Arruiné nuestra amistad.
Te vi sufriendo por el frío, y no pude quitarme la sudadera que llevaba. Pues era mi favorita.
Y a pesar de mis pesares, me recibiste con un abrazo en tu casa, me diste comida en la cárcel, platicaste conmigo en el hospital y continuamente me saludas en la calle, bendiciendo mi vida. Me amas como si mis desplantes fueran nada.
¿Qué es la esperanza en la tierra?
Eres tú, tú y nadie más.
En tu amor se desvanece mi temor y apatía, pues «sé en quién tengo puesta mi confianza».
Tú alientas al desvalido, a ese que de tanto caminar detesta el camino.
IdS, 28/12/18
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