"Si nadie va, yo voy"

El Ángel de Dachau

La vida del P. Engelmar Unzeitig
       Detenido en Linz y trasladado al campo de concentración de Dachau, el P. Engelmar obtuvo la corona del martirio caminando santamente sobre el infierno nazi. Pero ¿Cómo sucedió? ¿Por qué fue perseguido por los nazis? ¿Por qué tan joven? ¿Acaso fue uno de los intentaron boicotear desde el principio al Tercer Reich?
No, nada de eso, él no fue ni un rebelde ni un revolucionario, sino por el contrario y acorde su naturaleza tímida, perteneció, como muchos otros, acompañando en silencio.

       Hubert Unzeitig nació el 1 de Marzo del 1911 en la ciudad de Greifendor en Svitavy -en alemán: Zwittau-, Moravia del Este, hoy República Checa -que por ese tiempo formaba parte del Imperio Austrohúngaro-. Fue el hijo más pequeño de cinco hermanos y mientras estudiaba la escuela primaria tuvo la oportunidad de trabajar como agricultor en una granja checoslovaca, ocupación que le serviría para a perfeccionar ese idioma.
Sintiendo cada vez más claro el deseo de ser sacerdote, Hubert se acercó a los misioneros de Mariannhill en Reidlingen, distrito de Biberach, Alemania. Así, una vez graduado de la escuela secundaria, ingresaría al noviciado. Concluyó sus estudios en Filosofía y Teología en Würzburg, Baviera, y fue ordenado sacerdote el día 6 de Agosto de 1939 por el Obispo Matthias Ehrenfriend; tomando el nombre religioso de Engelmar.

       A pocos días de celebrar su primera misa -15 de Agosto de 1939- estalló, en el mes de septiembre, la Segunda Guerra Mundial. En sus inicios como presbítero fue capellán en Riedegg, Distrito de Urfahr-Umgebung, Austria, acompañando a prisioneros franceses; y tanto fue su interés de estar cerca de la gente, que un año después, en otoño de 1940, solicitó al Obispo de Linz la pastoral en Zvonková -en alemán: Glöckelberg-, Selva de Bohemia, República Checa.
Durante esos meses, no solo el invierno fue duro sino también la pastoral, ya que ésta exigía un gran desafío: El régimen nazi controlaban y restringían la enseñanza religiosa desde el púlpito en sus iglesias. Por ello, el P. Engelmar muy pronto sería detenido por la Gestapo, pues no sólo defendió al pueblo judío de abusos y atropellos, sino que en su predicación enseñaba que la obediencia a Dios es más importante que todos los poderes del mundo, pues para él sólo Cristo es Dios y Señor. Teniendo como testigo a su hermana María, es detenido el 21 de Abril de 1941, sin darle tiempo de nada.

       Durante seis semanas permaneció cautivo en una prisión preventiva de Linz, Austria; para luego ser trasladado, el 3 de junio de 1941, a la que fuera su última casa: El campo de concentración de Dachau. Éste campo fue el primero en su tipo y modelo para los subsecuentes; abrió sus puertas el 22 de Marzo de 1933, al poco tiempo de la ascensión de Hitler al poder.
 A su llegada a Dachau, el P. Engelmar se dio cuenta de la enorme cantidad de clérigos recluidos, entre ellos se contaban alemanes, franceses, holandeses, húngaros y en mayor número, polacos. A pesar de tal multitud -aproximadamente 3,000 presos-, fue alojado en una barraca separada del resto, siendo destinado al bloque 26. Allí mismo, los prisioneros recibían un número con el que se les reconocería, éste estaba referenciado a su nombre de bautizo, a su fecha de nacimiento, su lugar de nacimiento así cómo donde fue detenido. Le fue asignado el número 26147.
A pesar de vivir un infierno, que fueron los años posteriores, el P. Engelmar lo tomó como un tiempo de verdadero aprendizaje y madurez, saliendo de él mismo para servir al prójimo. Sus cartas atestiguan su amor a Dios en el servicio a los demás, pues su incansable compromiso con los internos, su vida sencilla y su confianza en Dios, no fueron mermados ni por la difamación, las burlas, el ridículo, el hambre y demás atrocidades. Por ello escribiría: 'Incluso detrás de los más duros sacrificios y peores sufrimientos está Dios con su amor de Padre, que está satisfecho con la buena voluntad de sus hijos y les da felicidad'.
Como prisionero y bajo circunstancias de vida durísimas, logró hacer palpable la bondad de Dios, sirviendo con caridad y misericordia a esos hermanos a quien nadie quería ayudar; este era el fundamento de su vida: Amar a Dios y al prójimo. Entre sus gestos pastorales están el salvar a varios prisioneros rusos al entregarles su porción de comida en secreto, a pesar de que ésta se encontraba racionada, tradujo un pequeño catecismo al ruso y durante su estadía en la barraca llamada "Messerschmitt" logró que un oficial ruso, de alto rango, retornara a su fe.
Cuando la tifus llegó a las barracas rusas, se vivió una situación de extrema exclusión: Nadie estaba dispuesto a cuidar a los prisioneros enfermos, no existía medicamento suficiente y eran demasiados -morían hasta un centenar diario-, hacerlo supondrían una muerte segura. Ante el panorama desolador, el P. Engelmar se ofreció a cuidar de ellos, siendo su lema: 'Si nadie más va ¡voy yo!'. A consecuencia de su servicio, el llamado 'ángel de Dachau', retornaría a la casa del Padre el 2 de Marzo de 1945.
Sus amigos sacerdotes, al enterarse que el cuerpo del P. Engelmar sería cremado y probablemente enviado a una fosa común, lograron sacar sus cenizas de contrabando y enviarlas al monasterio de Mariannhill en Würzburg. Fue enterrado el Viernes Santo de 1945 en el cementerio municipal. Y en otoño de 1968, sus restos fueron colocados en una urna dentro de la capilla del Sagrado Corazón de los misioneros de Mariannhill.

       El Papa Benedicto XVI, en el año 2009, lo declaró 'Siervo de Dios' por sus virtudes heroicas y el 21 de Enero del 2016, el Papa Francisco lo reconoció como Martir; actualmente continúa su proceso de beatificación. Sus actos de solidaridad con los pobres más pobres, son modelo a seguir para todas aquellas personas que luchan por la paz y la justicia en el mundo.


Adaptación libre del texto del P. Adalbert Ludwing Balling CMM.
Original: http://www.engelmarunzeitig.de/lebensdaten/lebenslauf
Imágenes adquiridas del sitio : http://www.engelmarunzeitig.de/bilder-video/#page1

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